Cinco, cuatro, tres, dos, una vida
Cinco, cuatro, tres, dos, una vida
Por Adiley. Tomado de Cubadebate, Concurso de Microrelatos
Sé que el espéculo entró sin que lo esperaras. Lo sé porque conozco bien todas tus caras. Las miradas de los médicos mirándonos no te importaron. Apretaste mi mano cuando el pequeño “él “o la pequeña “ella” fueron desalojados de tu útero. Me diste la espalda encogiendo ambas rodillas. En cinco días no has hablado conmigo ¿Te dolió tanto? ¿Tanto así?
Cuatro semanas atrás caminábamos de regreso de La Fábrica. Cada vez que salías de allí tenías que repasar tu apreciación crítica de todo lo que viste enganchado en las paredes. Tus discursos sobre viejos pensadores y sus retóricas para instruir a humanos instruidos ya me las sabía de memoria. Viste una estrella fugaz. Pedimos deseos. Esa triste noche un óvulo tuyo fue fecundado. Tres años antes corría detrás de ti para colarte una carta con mis poemas de amor desesperados en tu mochila. Dos meses después nos besamos disfrazadas y subimos la selfie a Snapchat. Una hora antes de que me dejaras te escribí esta carta.
Quiero que sepas que ese día a mí también me pasó lo mismo que a ti. No declaré como tú. No le dije nada a la policía. Quiero quedármelo. Si está mal o no, eso no me importa ¿Recuerdas la estrella fugaz?
Publicado en Cultura y Artes